Las
tierras de Alar las riegan el río Pisuerga y el Canal
de Castilla y le imprimen relieve a su orografía
la mítica "Peña Amaya", "Peña
Pico", "Peña Mesa" y "Peña
Cortada".
En el año 1759 comienzan las obras
del canal como gran vía de comunicación entre
Alar del Rey, Valladolid y Medina de Rioseco. El término
de Alar del Rey constituye cabecera del Ramal Norte del
Canal de Castilla.
Para su construcción, se utilizaron
presos como mano de obra, cuyas mazmorras se pueden aún
ver, excavadas en la roca, en la margen izquierda del canal
a la altura de Alar. Frenta a ellas, los característicos
almacenes en picos. No puede el visitante omitir el nacimiento
propiamente dicho, en la Veguilla; el Puente de la Coneja
y la primera retención del canal.
En la estribación de la Peña
Amaya en la que apreciamos una impresionante "clus" geológica
en el cañón natural de La Horadada, paso
forzado del río Pisuerga. Con una altitud de 1.377
m. es una de las claves físicas y políticas
de nuestra historia. Los romanos la consideraron bastión
de la conquista de Cantabria. Sabemos que el Moro Muza
la asaltó en el año 744 y la arrasó,
pero Castilla, consciente de su importancia como fortaleza.
valoró lo que significaba Amaya como puente estratégico
y en el año 860 es recuperada por el Conde Rodrigo,
primer Conde Castellano que la hace capital. Por su bellaza
y su historia, bien merece ser visitada.
Además de estos dos elementos de
indudable valor histórico y del arte de las poblaciones
que componen el municipio, podemos disfrutar del medio
natural en el que esta enclavado. En él destacan
las numerosas fuentes naturales, las cascadas, los bosques
de pino, encina, roble y chopos.
En cuanto al turismo deportivo, esta zona
es idonea para la práctica de la pesca y el piragüismo
y, en las cercanas Tuerces,
podemos practicar senderismo y escalada.
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